El PP cambia el paso, pero no la trayectoria
Gustavo Alcalde y Antonio Suárez están preocupados por anquilosarse una tercera legislatura en la oposición y han tomado buena nota del coste político que tuvo el apoyo sin fisuras al trasvase del Ebro. Y este discreto giro puede abrir puertas, no solo para recuperar electorado, también para facilitar al PAR que una vez más cambie de socio de gobierno, girando de una posición a otra. El PAR para poder volver a jugar con dos barajas necesita que el PP se quite dos sambenitos: el de trasvasista y el de contumaz centralista, y en eso están. En Aragón nada es imposible. Solo hay que recordar que Marcelino Iglesias calificó la macromanifestación aragonesista del 92 como una baturrada y apoyó la propuesta de trasvase del Ebro de Borrell. Y ahí lo tenemos desde hace ocho años de Presidente. De Biel, mejor no recordar su papel decisivo para que Aragón fuese por la vía lenta.
Si el texto del Estatuto era los suficientemente alicorto como para ser asumido por el PP, junto a la coyuntura favorable y las elecciones a la vuelta de la esquina, la suma da oportunismo político. Así que del viraje autonomista pepero que se empeña algún medio en convercernos no hay nada de nada. El PP habrá cambiado el paso, pero el ritmo se lo siguen marcando, como al PSOE, desde el mismo sitio.
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