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El blog de Gonzalo González

Chuntos

Chuntos

Ayer estuve en la inaguración del II Congreso de l'aragonés organizado por Chuntos por l'aragonés. La jornada se realizaba en el edificio Pignatelli de ZGZ, sede del Gobierno de Aragón y el salón estaba repleto. Muchas amigos/as y caras conocidas. El objetivo del congreso es crear una Academia de la Lengua Aragonesa que promueva la unidad de la lengua. Tras año y medio de esfuerzos de las asociaciones, colectivos y personas que promueven este encuentro y múltiples contactos con las instituciones aragonesas, Marcelino Iglesias excusó su ausencia al que se había comprometido a asistir, tampoco acudió ningún Consejero/a de su Gobierno. En representación del Ejecutivo acudió Juan José Vázquez, Viceconsejero del departamento de Educación, Cultura y Deportes, por si había alguna duda de que para este Gobierno PSOE-PAR la cuestión lingüística es un asunto de tercera división, siguiendo con su estrategia de dejar morir la lengua.

El Viceconsejero ni siquera tuvo la delicadeza de utilizar el aragonés en toda su intervención, aunque fuese testimonialmente con algún párrafo que le hubiera escrito algún/a asesor/a. Se le notaba que se encontraba incomodo, aunque ejerció un buen rollismo que rayaba la provocación escuchando lo que tuvimos que oirnos después de todos los incumplimientos del Gobierno que representa respecto a la no nata Ley de Lenguas, y al nuevo artículo 7 de la reforma del Estatuto, donde el aragonés y el catalán sigue sin ser nombrados como tales y sin declararse su oficialidad.

Eso si, citó a un poeta húngaro del que nos leyó unos poemas, para rociarnos de cosmopolitismo y expulsarnos del cuerpo los males que conllevan las lenguas bárbaras. Lo mejor de todo fue el mensaje: el Gobierno no va a autorizar la creación de una Academia del aragonés, objeto casi exclusivo del evento, con lo que podía haber finalizado su intervención inaugural diciendo "queda clausurado este congreso". Una intervención en la que no hubo ni un solo compromiso, ningún nuevo plazo respecto a la Ley de Lenguas para volver a ser incumplido. Nada de nada de nada. Por cortesía no se le abucheó, pero fue lamentable constatar la prepotencia de un Gobierno que se permite ningunear esta cuestión en su propio congreso y delante de los propios afectados. 

El aragonés sigue siendo una lengua clandestina, invisible y para las instituciones inexistente, exactamente igual que para el franquismo. Pero aún así ha sobrevivido, y también lo hará a este Gobierno jacobino y mediocre. Con o sin academia, lo principales es que la lengua la hacen los/as hablantes, y en tanto logramos los cambios políticos necesarios para conseguir la cooficialidad del aragonés y el catalán, el acto de ayer fue importe ya que supuso una renovación del compromiso desde la sociedad civil de continuar ese trabajo de recuperación que se realiza desde hace décadas.

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