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El blog de Gonzalo González

Biel y la Santísima Trinidad

La historia por entregas sobre quien será el candidato del PAR a la alcaldía de Zaragoza parece que despierta el interés mediático, a pesar de ser el partido con menor representatividad en el ayuntamiento y estar en la oposición. Biel continúa atrayendo la atención que no han logrado atraer sus dos concejales a lo largo de estos años, dejando en evidencia que cuando su partido pasa a la oposición, bien en Zaragoza o en Huesca, pierden toda relevancia y capacidad de influencia política, sin capacidad de recuperación. Estos años en la oposición municipal confirman algo que temen mucho dentro del PAR: son un partido cuyo medio natural es el poder, fuera del gobierno peligra su propia supervivencia.

Hacer de una cuestión interna, la elección del candidato a la alcaldía de ZGZ, un debate público también me parece un error. Biel se retrata ante la ciudadanía como el político que quiere controlarlo todo: su partido, el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza, es decir la Santísima Trinidad. O mejor, pasar de ViceDios, como lo apodó un periodista, directamente a Dios. Mensaje que choca de lleno con la idea de renovación de su partido que el mismo ha tratado de vender durante estos años, y pone en evidencia que no han logrado consolidar ningún lider en Zaragoza. Esa idea de ser imprescindible y tener que estar en todas las salsas da muestras de debilidad. Me recuerda al caso de Fraga (Biel lleva camino de igualarle en años en la vida política) quien hasta hace cuatro días era el líder incuestionable de su partido en Galicia, parecía que era o él o el abismo, hasta que que lo llevó a la oposición y fue la única manera de abrir un proceso de renovación.

Yo dudo que finalmente Biel opte a la alcaldía, y creo que dentro del PAR hay cuadros relevantes con más ganas que el propio Biel de embarcarle en esta aventura del doblete, con muchos números de estrellarse en Zaragoza. Con un probable fracaso sería la única manera de abocarlo a ceder las riendas del partido a otras personas y relegarle a un puesto honorífico. El presidente de PAR no es ningún aventurero, su larga trayectoria le distingue por apostar siempre sobre seguro, por lo que sería muy extraño que arriesgue nada a estas alturas, a no ser que un exceso de ambición le lleve a quemar las naves.

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